El 5 de Mayo se celebra un referéndum en el Reino Unido sobre si deben o no cambiar la manera en la que eligen a los miembros de su Parlamento.
Como en España también entramos en temporada de elecciones, he pensado que sería una buena idea tener una serie cortita de posts sobre sistemas electorales y reflexionar un poco acerca de las ventajas y desventajas de cada procedimiento de elección de nuestros representantes.
Dos advertencias antes de nada. Primero, uno ve miles de columnas en los medios de comunicación hablando sobre los sistemas electorales pero el contenido analítico o empírico de las mismas suele ser cero y se basan más en los prejuicios (y muchas veces peregrinas ideas) de sus autores que en ninguna otra cosa.
Afortunadamente existe una larga tradición entre los economistas y politólogos de pensar acerca de estos temas (quizás separada de la tradición de derecho político y de teoría política más tradicional con la que muchos de ustedes puedan estar más familiarizados) y de la que podré tomar prestado casi todo lo que tengo que decir.
Segundo, este es un tema que siempre me ha apasionado (desde mi infancia realmente), así que intentaré no irme mucho por las ramas. Por eso hoy me voy a centrar en el sistema electoral actual en el Reino Unido y dejar para futuros posts los muchísimos otros temas que se podrían discutir, que la verdad dan para una colección completa de libros.
El Reino Unido ha utilizado tradicionalmente un sistema mayoritario unipersonal a vuelta única. Esto es un nombre muy largo pero en realidad es casi el sistema más sencillo que existe. Uno toma la unidad política que va a tener elecciones (un país, una región, un municipio) y la divide en circunscripciones de más o menos igual tamaño en términos de población.
Por ejemplo, si hay 1 millón de votantes y 100 miembros del Parlamento, creamos 100 circunscripciones de aproximadamente 10.000 habitantes cada una. En cada circunscripción se presentan los candidatos que quieran y el que obtenga el mayor número de votos ese día, sale elegido. Como se ve, casi más fácil no se puede hacer.
Como explicaré en un momento, este sistema tiende a perjudicar a los partidos minoritarios. Por ello, los liberal demócratas pidieron como condición para entrar en coalición con los conservadores un referéndum para decidir si se cambiaba a un sistema de votación preferencial (alternative voting en Inglés).
Antes de entrar en el análisis de cómo funcional el sistema de votación preferencial y de sus fortalezas y debilidades , voy a dedicar el resto del post de hoy a hablar sobre las ventajas y desventajas del sistema actual mayoritario unipersonal, para así poder realizar una comparación de sistemas con sólidos fundamentos.
¿Cuáles son las ventajas de este sistema? Los defensores del mismo normalmente citan las siguientes (sin que yo necesariamente este de acuerdo con ellas):
1.) Es un sistema sencillo que todos los votantes entienden sin dificultad.
2.) Existe una conexión directa entre votantes y sus representantes. Por ejemplo, en EE.UU., donde se usa el mismo sistema, yo se que mi representante en la Cámara Baja es Jim Gerlach, lo que me permite controlar muy directamente cómo vota o cuáles son sus posiciones.
3.) Tiende a producir mayorías claras y contundentes, lo que facilita la labor de gobierno. Es más, suele llevar al bipartidismo que asegura mayor estabilidad política.
El Reino Unido ha utilizado tradicionalmente un sistema mayoritario unipersonal a vuelta única. Esto es un nombre muy largo pero en realidad es casi el sistema más sencillo que existe. Uno toma la unidad política que va a tener elecciones (un país, una región, un municipio) y la divide en circunscripciones de más o menos igual tamaño en términos de población.
Por ejemplo, si hay 1 millón de votantes y 100 miembros del Parlamento, creamos 100 circunscripciones de aproximadamente 10.000 habitantes cada una. En cada circunscripción se presentan los candidatos que quieran y el que obtenga el mayor número de votos ese día, sale elegido. Como se ve, casi más fácil no se puede hacer.
Como explicaré en un momento, este sistema tiende a perjudicar a los partidos minoritarios. Por ello, los liberal demócratas pidieron como condición para entrar en coalición con los conservadores un referéndum para decidir si se cambiaba a un sistema de votación preferencial (alternative voting en Inglés).
Antes de entrar en el análisis de cómo funcional el sistema de votación preferencial y de sus fortalezas y debilidades , voy a dedicar el resto del post de hoy a hablar sobre las ventajas y desventajas del sistema actual mayoritario unipersonal, para así poder realizar una comparación de sistemas con sólidos fundamentos.
¿Cuáles son las ventajas de este sistema? Los defensores del mismo normalmente citan las siguientes (sin que yo necesariamente este de acuerdo con ellas):
1.) Es un sistema sencillo que todos los votantes entienden sin dificultad.
2.) Existe una conexión directa entre votantes y sus representantes. Por ejemplo, en EE.UU., donde se usa el mismo sistema, yo se que mi representante en la Cámara Baja es Jim Gerlach, lo que me permite controlar muy directamente cómo vota o cuáles son sus posiciones.
3.) Tiende a producir mayorías claras y contundentes, lo que facilita la labor de gobierno. Es más, suele llevar al bipartidismo que asegura mayor estabilidad política.
¿Cuáles son las desventajas de este sistema?
Sus detractores señalan (de nuevo, sin que yo necesariamente este de acuerdo con ellas):
1.) No representa a las minorías, especialmente si estas se encuentran dispersas. Pongamos un simple ejemplo. Imaginémonos que tenemos 3 circunscripciones, cada una con 100 votantes.
En cada circunscripción existen 51 votantes del partido A y 49 del partido B. Todos los votantes votan y además votan al candidato de su partido.
El resultado es que, en el parlamento, tenemos 3 diputados del partido A y 0 del partido B, aunque en la población total tenemos 153 votantes del partido A y 147 del partido B.
2.) Puede llevar a resultados paradójicos. Volvamos al ejemplo anterior, excepto que ahora en la circunscripción 3 existen 40 votantes del partido A y 60 del partido B. En el parlamento tendremos 2 diputados del partido A (circunscripciones 1 y 2) y uno del partido B (circunscripción 3), aunque en la población total tenemos 142 votantes del partido A y 158 del partido B.
Es decir el partido A gobierna porque tiene a los votantes mejor "colocados" a pesar de ser menos. Esta posibilidad no es meramente teórica sino que se da en la práctica con cierta frecuencia.
3.) Obliga al voto "útil." Ya que solo el candidato con más votos gana, los votantes de partidos minoritarios suelen terminar votando a uno de los partidos con posibilidades de ganar, lo que en cierta medida perjudica el objetivo básico de unas elecciones de averiguar las opiniones de los electores.
4.) Por el lado contrario, si los votantes están muy divididos, el ganador puede ser un candidato con un apoyo muy reducido. Pensemos en un distrito con 10 candidatos y 100 votantes, donde cada candidato 1-8 tiene 10 votos, el candidato 9, 9, y el candidato 10, 11. Total, que con un solo 11% de los votantes, el candidato 10 gana.
Sus detractores señalan (de nuevo, sin que yo necesariamente este de acuerdo con ellas):
1.) No representa a las minorías, especialmente si estas se encuentran dispersas. Pongamos un simple ejemplo. Imaginémonos que tenemos 3 circunscripciones, cada una con 100 votantes.
En cada circunscripción existen 51 votantes del partido A y 49 del partido B. Todos los votantes votan y además votan al candidato de su partido.
El resultado es que, en el parlamento, tenemos 3 diputados del partido A y 0 del partido B, aunque en la población total tenemos 153 votantes del partido A y 147 del partido B.
2.) Puede llevar a resultados paradójicos. Volvamos al ejemplo anterior, excepto que ahora en la circunscripción 3 existen 40 votantes del partido A y 60 del partido B. En el parlamento tendremos 2 diputados del partido A (circunscripciones 1 y 2) y uno del partido B (circunscripción 3), aunque en la población total tenemos 142 votantes del partido A y 158 del partido B.
Es decir el partido A gobierna porque tiene a los votantes mejor "colocados" a pesar de ser menos. Esta posibilidad no es meramente teórica sino que se da en la práctica con cierta frecuencia.
3.) Obliga al voto "útil." Ya que solo el candidato con más votos gana, los votantes de partidos minoritarios suelen terminar votando a uno de los partidos con posibilidades de ganar, lo que en cierta medida perjudica el objetivo básico de unas elecciones de averiguar las opiniones de los electores.
4.) Por el lado contrario, si los votantes están muy divididos, el ganador puede ser un candidato con un apoyo muy reducido. Pensemos en un distrito con 10 candidatos y 100 votantes, donde cada candidato 1-8 tiene 10 votos, el candidato 9, 9, y el candidato 10, 11. Total, que con un solo 11% de los votantes, el candidato 10 gana.
5.) La formación de las circunscripciones es fácilmente manipulable. Miren, por ejemplo, el mapa de mi distrito, Pennsylvania 6th (por cierto, yo vivo muy, muy cerca del punto negro que dice "Ardmore") ¿A qué tiene su gracia la
forma geométrica? Esto se llama gerrymandering (la explicación del origen del término está aquí). Y mi distrito no es el peor: Illinois 4th se lleva la palma (fíjense en la delgadísima linea a la izquierda del distrito: es literalmente una autopista que conecta las dos partes ya que por ley los distritos tienen que ser contiguos).
Los objetivos del gerrymandering pueden ser laudables (por ejemplo, Illinois 4th pretende asegurar la elección de un hispano creando una circunscripción de extraña forma geométrica de clara mayoría hispana) o perversos. En este caso el objetivo es básicamente poner a cuántos más votantes se pueda del partido contrario en un solo distrito y crear el mayor número de distritos posibles en el que mi partido tenga una mayoría pero no abrumadora.
Volvamos al caso de antes, donde teníamos 3 circunscripciones y 300 votantes. Solo que ahora, de estos, 102 son del partido A y 198 del partido B. Pero, y está es la gracia, él que diseña las circunscripciones es del partido A.
Lo que puede hacer esta persona es crear 3 distritos, dos con 51 votantes del partido A y 49 del partido B y uno con 100 votantes del partido B. El resultado es que, a pesar de ser solo un tercio de los votantes, el partido A gobierna y el partido B, con una abrumadora mayoría de votantes, está en la oposición.
Quizás el caso más extremo de este comportamiento se daba en Irlanda del Norte durante las primeras décadas después de la separación de los condados del sur. Los protestantes tenían una sobrerrepresentación notable fruto de una discriminación consciente de los católicos en la creación de circunscripciones electorales (un estudio detallado, aquí).
En el caso de EE.UU., la "invención" de distritos con fuerte representación de minorías (una demanda desde las posiciones más de izquierda en EE.UU.) tiene como efecto paradójico que los republicanos salgan beneficiados.
Las minorías suelen votar demócrata y al ponerlas todas juntas en unos pocos distritos, los demócratas se encuentran con sus votos muy concentrados y por tanto, en buena medida desperdiciados.
Aunque mi ejemplo anterior parezca exagerado, en la práctica no es tan difícil como pudiera parecer el generar los distritos "adecuados", especialmente desde que programas informáticos para ello se difundieran en la década de los ochenta del siglo pasado (y si, en realidad uno no puede asegurar que todo el mundo vote como se supone que iba a votar, pero con crear un "poquito" de margen, suele funcionar muy bien, por eso en EE.UU. cada vez hay menos distritos donde las elecciones sean "competitivas").
Se podría argumentar que el gerrymandering es evitable con comisiones independientes de diseño de distritos pero en la práctica es muy difícil. Por ejemplo, en Iowa una de estas comisiones independientes crea los distritos pero, como gente similar suele terminar viviendo junta (los ricos con los ricos, los pobres con los pobres, los de una raza con esa), al final siguen saliendo distritos muy desequilibrados por mucho que intentemos esquivarlo.
6.) Es más fácil para aquellos candidatos con poder el coaccionar a candidatos alternativos para que estos no se presenten. Esto pasaba, por ejemplo, muchísimo en la época de la restauración en España, donde, por cierto, teníamos básicamente este sistema mayoritario excepto con algunos cambios. Es más, los serios problemas de la ley electoral de la II República de los que hable hace mucho tiempo (aquí y aquí) vinieron en buena medida de intentar eliminar esta coacción.
Como vera, querido lector, la lista de desventajas me ha salido mucho más larga que la lista de ventajas. Esto no es ni casualidad ni fruto de mi oposición al sistema mayoritario.
Es solo reflejo que, cuando uno lo empieza a pensar con calma, TODOS los sistemas de elección de diputados tienen problemas muy serios (la sombra de Arrow es alargada). Este será un tema recurrente en toda esta serie.
Mas abajo analizaré el sistema de votación preferencial e intentaré extraer algunas conclusiones para, en futuros posts, hablar de sistemas con dobles vueltas, mixtos y proporcionales (como el nuestro en España, un D'Hondt corregido) y de todo el tema de listas abiertas/cerradas y de primarias.
Por eso, déjenme que les pida un favor, queridos lectores. Centrémonos estos días en la discusión del sistema mayoritario. Se que muchos de ustedes tienen claras opiniones sobre nuestro sistema electoral (algunas de las desventajas del sistema mayoritario también aparecen en nuestro sistema) y les prometo que tendremos tiempo de hablar del mismo largo y tendido.
Pero, como dicen aquí en América, para aprender a correr primero hay que saber andar, así que estudiemos primero los sistemas mayoritarios y pasemos luego a los proporcionales.
La semana pasada explicaba que el Reino Unido vota mañana jueves si sigue con el sistema mayoritario unipersonal tradicional o se pasa a un sistema de votación preferencial. Argumentaba, en concreto, que el sistema mayoritario tradicional tenía muchos problemas y que, en particular, perjudicaba a los partidos pequeños.
Los objetivos del gerrymandering pueden ser laudables (por ejemplo, Illinois 4th pretende asegurar la elección de un hispano creando una circunscripción de extraña forma geométrica de clara mayoría hispana) o perversos. En este caso el objetivo es básicamente poner a cuántos más votantes se pueda del partido contrario en un solo distrito y crear el mayor número de distritos posibles en el que mi partido tenga una mayoría pero no abrumadora.
Volvamos al caso de antes, donde teníamos 3 circunscripciones y 300 votantes. Solo que ahora, de estos, 102 son del partido A y 198 del partido B. Pero, y está es la gracia, él que diseña las circunscripciones es del partido A.
Lo que puede hacer esta persona es crear 3 distritos, dos con 51 votantes del partido A y 49 del partido B y uno con 100 votantes del partido B. El resultado es que, a pesar de ser solo un tercio de los votantes, el partido A gobierna y el partido B, con una abrumadora mayoría de votantes, está en la oposición.
Quizás el caso más extremo de este comportamiento se daba en Irlanda del Norte durante las primeras décadas después de la separación de los condados del sur. Los protestantes tenían una sobrerrepresentación notable fruto de una discriminación consciente de los católicos en la creación de circunscripciones electorales (un estudio detallado, aquí).
En el caso de EE.UU., la "invención" de distritos con fuerte representación de minorías (una demanda desde las posiciones más de izquierda en EE.UU.) tiene como efecto paradójico que los republicanos salgan beneficiados.
Las minorías suelen votar demócrata y al ponerlas todas juntas en unos pocos distritos, los demócratas se encuentran con sus votos muy concentrados y por tanto, en buena medida desperdiciados.
Aunque mi ejemplo anterior parezca exagerado, en la práctica no es tan difícil como pudiera parecer el generar los distritos "adecuados", especialmente desde que programas informáticos para ello se difundieran en la década de los ochenta del siglo pasado (y si, en realidad uno no puede asegurar que todo el mundo vote como se supone que iba a votar, pero con crear un "poquito" de margen, suele funcionar muy bien, por eso en EE.UU. cada vez hay menos distritos donde las elecciones sean "competitivas").
Se podría argumentar que el gerrymandering es evitable con comisiones independientes de diseño de distritos pero en la práctica es muy difícil. Por ejemplo, en Iowa una de estas comisiones independientes crea los distritos pero, como gente similar suele terminar viviendo junta (los ricos con los ricos, los pobres con los pobres, los de una raza con esa), al final siguen saliendo distritos muy desequilibrados por mucho que intentemos esquivarlo.
6.) Es más fácil para aquellos candidatos con poder el coaccionar a candidatos alternativos para que estos no se presenten. Esto pasaba, por ejemplo, muchísimo en la época de la restauración en España, donde, por cierto, teníamos básicamente este sistema mayoritario excepto con algunos cambios. Es más, los serios problemas de la ley electoral de la II República de los que hable hace mucho tiempo (aquí y aquí) vinieron en buena medida de intentar eliminar esta coacción.
Como vera, querido lector, la lista de desventajas me ha salido mucho más larga que la lista de ventajas. Esto no es ni casualidad ni fruto de mi oposición al sistema mayoritario.
Es solo reflejo que, cuando uno lo empieza a pensar con calma, TODOS los sistemas de elección de diputados tienen problemas muy serios (la sombra de Arrow es alargada). Este será un tema recurrente en toda esta serie.
Mas abajo analizaré el sistema de votación preferencial e intentaré extraer algunas conclusiones para, en futuros posts, hablar de sistemas con dobles vueltas, mixtos y proporcionales (como el nuestro en España, un D'Hondt corregido) y de todo el tema de listas abiertas/cerradas y de primarias.
Por eso, déjenme que les pida un favor, queridos lectores. Centrémonos estos días en la discusión del sistema mayoritario. Se que muchos de ustedes tienen claras opiniones sobre nuestro sistema electoral (algunas de las desventajas del sistema mayoritario también aparecen en nuestro sistema) y les prometo que tendremos tiempo de hablar del mismo largo y tendido.
Pero, como dicen aquí en América, para aprender a correr primero hay que saber andar, así que estudiemos primero los sistemas mayoritarios y pasemos luego a los proporcionales.
La semana pasada explicaba que el Reino Unido vota mañana jueves si sigue con el sistema mayoritario unipersonal tradicional o se pasa a un sistema de votación preferencial. Argumentaba, en concreto, que el sistema mayoritario tradicional tenía muchos problemas y que, en particular, perjudicaba a los partidos pequeños.
¿Qué es el sistema de votación preferencial?
¿Qué ventajas tiene?
¿Y cuáles son sus problemas?
Empiezo con la explicación del sistema, al menos tal y como se ha planteado en el Reino Unido (como todo en la vida, hay miles de detalles que pueden variar de un país a otro).
¿Qué ventajas tiene?
¿Y cuáles son sus problemas?
Empiezo con la explicación del sistema, al menos tal y como se ha planteado en el Reino Unido (como todo en la vida, hay miles de detalles que pueden variar de un país a otro).
Exáctamente igual que en el sistema mayoritario, primero creamos circunscripciones de más o menos igual tamaño en términos de población. Volviendo al ejemplo de la semana pasada, si hay 1 millón de votantes y 100 miembros del Parlamento, creamos 100 circunscripciones de aproximadamente 10.000 habitantes cada una. De nuevo, como en el sistema mayoritario, se presentan candidatos.
La diferencia es a la hora de votar. En vez de seleccionar a un candidato, como en el sistema mayoritario, en la votación preferencial uno "ordena" los candidatos, desde el que más le guste al que menos le guste. Imaginémonos, por ejemplo, que tenemos tres candidatos, uno del partido A, uno del partido B y uno del partido C. Por tanto, un elector puede ordenarlos A-B-C (en este caso A es el primero, B el segundo, C el tercero), A-C-B, B-A-C, B-C-A, C-A-B o C-B-A, como buenamente quiera (esto sería una imagen de una papeleta).
En realidad, en la mayoría de los países que utilizan este sistema (aunque no en todos), uno no esta obligado a ordenarlos todos y si quiere, solo puede escoger 2 candidatos o 1, pero como demostraré en un momento, en la practica esto puede ser tirar el voto.
Lo primero que hacemos es contar todas las "primeras preferencias" de cada votante. Si algún candidato tiene mayoría (que normalmente es la mitad de los votos totales más 1, pero algunas veces puede ser menor, por ejemplo, el 45% de los votos siempre claro que no haya otro candidato que tenga más), se acaba el proceso.
Si ningún candidato tiene la mayoría, se elimina al candidato con menos votos en "primera preferencia" y los votos en "segunda preferencia" de las papeletas que ponían en primer lugar al candidato eliminado se suman a los votos por primera preferencia de los candidatos supervivientes.
Un ejemplo clarifica el sistema. Imaginémonos que, como antes, hay tres candidatos, A, B, y C en una circunscripción con 100 votantes.
A tiene 45 votos en primera preferencia.
La diferencia es a la hora de votar. En vez de seleccionar a un candidato, como en el sistema mayoritario, en la votación preferencial uno "ordena" los candidatos, desde el que más le guste al que menos le guste. Imaginémonos, por ejemplo, que tenemos tres candidatos, uno del partido A, uno del partido B y uno del partido C. Por tanto, un elector puede ordenarlos A-B-C (en este caso A es el primero, B el segundo, C el tercero), A-C-B, B-A-C, B-C-A, C-A-B o C-B-A, como buenamente quiera (esto sería una imagen de una papeleta).
En realidad, en la mayoría de los países que utilizan este sistema (aunque no en todos), uno no esta obligado a ordenarlos todos y si quiere, solo puede escoger 2 candidatos o 1, pero como demostraré en un momento, en la practica esto puede ser tirar el voto.
Lo primero que hacemos es contar todas las "primeras preferencias" de cada votante. Si algún candidato tiene mayoría (que normalmente es la mitad de los votos totales más 1, pero algunas veces puede ser menor, por ejemplo, el 45% de los votos siempre claro que no haya otro candidato que tenga más), se acaba el proceso.
Si ningún candidato tiene la mayoría, se elimina al candidato con menos votos en "primera preferencia" y los votos en "segunda preferencia" de las papeletas que ponían en primer lugar al candidato eliminado se suman a los votos por primera preferencia de los candidatos supervivientes.
Un ejemplo clarifica el sistema. Imaginémonos que, como antes, hay tres candidatos, A, B, y C en una circunscripción con 100 votantes.
A tiene 45 votos en primera preferencia.
B tiene 30 votos en primera preferencia.
C tiene 25 votos en primera preferencia.
Ningún candidato tiene la mayoría y por ello eliminamos a C, que es el que menos votos tiene. Ahora miramos a las segundas preferencias de los votantes de C.
Estas eran:
A tiene 4 votos en segunda preferencia de votantes cuya primera preferencia era C.
B tiene 21 votos en segunda preferencia de votantes cuya primera preferencia era C.
Cuando sumamos estos votos, tenemos
A tiene 49 votos (45 en primera preferencia y 4 en segunda)
Ningún candidato tiene la mayoría y por ello eliminamos a C, que es el que menos votos tiene. Ahora miramos a las segundas preferencias de los votantes de C.
Estas eran:
A tiene 4 votos en segunda preferencia de votantes cuya primera preferencia era C.
B tiene 21 votos en segunda preferencia de votantes cuya primera preferencia era C.
Cuando sumamos estos votos, tenemos
A tiene 49 votos (45 en primera preferencia y 4 en segunda)
B tiene 51 votos (30 en primera preferencia y 21 en segunda).
El ganador es B.
Este ejemplo explica también porque el sistema se llama de segunda vuelta instantánea (sobre todo en EE.UU., donde se usa en alguna ciudad para elegir al alcalde): es como si fuéramos a una segunda vuelta con solo A y B pero donde los votantes de C ya han dicho a quién iban a apoyar. (nota: en una primera versión de este post había un error tonto en los números, gracias a Kartoffel por verlo enseguida).
En caso de que después de eliminar al candidato menos votado sigamos sin tener un candidato con mayoría, eliminamos al candidato penúltimo en votos, distribuimos sus segundas preferencias (y en el caso que su segunda preferencia haya sido también eliminada, su tercera preferencia) y contamos de nuevo.
El proceso, eliminando a los candidatos menos votados, sigue hasta que un candidato tiene la mayoría, que sabemos que tiene que ocurrir, en el peor de los casos, cuando solo queden dos candidatos.
Ahora se entenderá porque decía antes que no ordenar todas las alternativas es (potencialmente) desperdiciar un voto: si, pongamos, solo ordeno los primeros 3 candidatos y los 3 son eliminados en las primeras rondas, mi papeleta es eliminada y es como si no hubiese votado.
El ganador es B.
Este ejemplo explica también porque el sistema se llama de segunda vuelta instantánea (sobre todo en EE.UU., donde se usa en alguna ciudad para elegir al alcalde): es como si fuéramos a una segunda vuelta con solo A y B pero donde los votantes de C ya han dicho a quién iban a apoyar. (nota: en una primera versión de este post había un error tonto en los números, gracias a Kartoffel por verlo enseguida).
En caso de que después de eliminar al candidato menos votado sigamos sin tener un candidato con mayoría, eliminamos al candidato penúltimo en votos, distribuimos sus segundas preferencias (y en el caso que su segunda preferencia haya sido también eliminada, su tercera preferencia) y contamos de nuevo.
El proceso, eliminando a los candidatos menos votados, sigue hasta que un candidato tiene la mayoría, que sabemos que tiene que ocurrir, en el peor de los casos, cuando solo queden dos candidatos.
Ahora se entenderá porque decía antes que no ordenar todas las alternativas es (potencialmente) desperdiciar un voto: si, pongamos, solo ordeno los primeros 3 candidatos y los 3 son eliminados en las primeras rondas, mi papeleta es eliminada y es como si no hubiese votado.
Existen pequeñas variaciones del sistema como la votación contingente, donde todos los candidatos menos los dos más votados son eliminados en la primera ronda (esto sí que es una segunda ronda automática) en vez de en rondas sucesivas. Así es como se elige al presidente de Sri Lanka.
Otra variación es dejar solo expresar dos preferencias, como se hace para elegir el alcalde de Londres.
El Reino Unido se ha fijado en el sistema de votación preferencial porque es relativamente cercano a su "cultura" (se utiliza, por ejemplo, en Irlanda, Australia o Nueva Zelanda a distintos niveles) y es una desviación menor del sistema mayoritario: se mantienen los distritos unipersonales, sigue habiendo una relación más directa entre votantes y miembros del parlamento, etc.
La ventaja aludida del sistema es que, al extraer más información de los electores que simplemente su candidato favorito, permite agregar mejor las preferencias de los ciudadanos y dar más cancha a los partidos pequeños. Por ejemplo, si se que mi partido favorito va a perder, lo único que tengo que hacer es poner a su candidato el primero, como un brindis al viento, y luego el candidato con posibilidades reales como segunda preferencia.
Así dejo claro quién me gusta de verdad sin desperdiciar mi voto.
A la vez, la votación preferencial sigue sufriendo de buena parte de los problemas del sistema mayoritario, como las posibles paradojas de tener votantes "mejor" o "peor" distribuidos o el gerrymandering que explicaba la semana pasada.
Otra variación es dejar solo expresar dos preferencias, como se hace para elegir el alcalde de Londres.
El Reino Unido se ha fijado en el sistema de votación preferencial porque es relativamente cercano a su "cultura" (se utiliza, por ejemplo, en Irlanda, Australia o Nueva Zelanda a distintos niveles) y es una desviación menor del sistema mayoritario: se mantienen los distritos unipersonales, sigue habiendo una relación más directa entre votantes y miembros del parlamento, etc.
La ventaja aludida del sistema es que, al extraer más información de los electores que simplemente su candidato favorito, permite agregar mejor las preferencias de los ciudadanos y dar más cancha a los partidos pequeños. Por ejemplo, si se que mi partido favorito va a perder, lo único que tengo que hacer es poner a su candidato el primero, como un brindis al viento, y luego el candidato con posibilidades reales como segunda preferencia.
Así dejo claro quién me gusta de verdad sin desperdiciar mi voto.
A la vez, la votación preferencial sigue sufriendo de buena parte de los problemas del sistema mayoritario, como las posibles paradojas de tener votantes "mejor" o "peor" distribuidos o el gerrymandering que explicaba la semana pasada.
Es más, la votación preferencial introduce todo un nuevo conjunto de problemas.
El primero, quizás no muy importante pero tampoco trivial, es que si tenemos distritos con 20 o 30 candidatos, tenemos que ordenarlos todos y esto hace pesado y más costoso el votar (excepto, claro, que solo ordenemos a unos pocos y nos arriesguemos a que nuestro voto no cuente, aunque si uno solo ordena a los candidatos con posibilidades reales, no es un riesgo muy grande) y más sujeto a errores.
El recuento también es más lento, aunque con máquinas de votar electrónicas este coste es mínimo.
El segundo es que, si un partido tiene una fuerte implantación en un distrito, la votación preferencial resultará igual que el sistema mayoritario, con lo cual nos complicamos la vida para nada.
Es más si muchos votantes, a pesar de mi argumento anterior de no desperdiciar el voto, no hacen más que seleccionar a uno o dos candidatos en sus preferencias (como ocurre en la práctica en muchos lugares con este sistema), terminamos con un sistema mayoritario como con él que empezamos.
El tercer problema es que dificulta saber quién ganó las elecciones:
¿el partido con más diputados elegidos?
¿El partido con más votos en primeras preferencias?
¿El partido con más votos en las preferencias que son utilizadas al final?
Aunque no lo parezca, en la práctica esto enturbia todo el proceso político más de lo que nos sospecharíamos.
El primero, quizás no muy importante pero tampoco trivial, es que si tenemos distritos con 20 o 30 candidatos, tenemos que ordenarlos todos y esto hace pesado y más costoso el votar (excepto, claro, que solo ordenemos a unos pocos y nos arriesguemos a que nuestro voto no cuente, aunque si uno solo ordena a los candidatos con posibilidades reales, no es un riesgo muy grande) y más sujeto a errores.
El recuento también es más lento, aunque con máquinas de votar electrónicas este coste es mínimo.
El segundo es que, si un partido tiene una fuerte implantación en un distrito, la votación preferencial resultará igual que el sistema mayoritario, con lo cual nos complicamos la vida para nada.
Es más si muchos votantes, a pesar de mi argumento anterior de no desperdiciar el voto, no hacen más que seleccionar a uno o dos candidatos en sus preferencias (como ocurre en la práctica en muchos lugares con este sistema), terminamos con un sistema mayoritario como con él que empezamos.
El tercer problema es que dificulta saber quién ganó las elecciones:
¿el partido con más diputados elegidos?
¿El partido con más votos en primeras preferencias?
¿El partido con más votos en las preferencias que son utilizadas al final?
Aunque no lo parezca, en la práctica esto enturbia todo el proceso político más de lo que nos sospecharíamos.
El cuarto problema es que, en la práctica, la votación preferencial tiende a seleccionar no al candidato que despierta más pasión sino al que deja a más gente indiferente.
Es lo que algunas veces se llama el efecto "pepperoni con queso": cuando tenemos que pedir pizza para mucha gente (en mi caso particular, en las reuniones del grupo de macro en Penn) al final siempre terminas pidiendo una pizza de pepperoni con queso pues es la que menos molesta a la gente pero también la que menos pasiones levanta.
Es lo que algunas veces se llama el efecto "pepperoni con queso": cuando tenemos que pedir pizza para mucha gente (en mi caso particular, en las reuniones del grupo de macro en Penn) al final siempre terminas pidiendo una pizza de pepperoni con queso pues es la que menos molesta a la gente pero también la que menos pasiones levanta.
Por cierto, lo mismo pasa con los Oscar a la mejor película, que se deciden por votación preferencial y que terminan cayendo en la película más blanda y menos espinosa. El sistema de votación preferencial puede, por tanto, agudizar la sensación que los políticos son meros profesionales cuyo único objetivo es no levantar odios sino simplemente apatía.
Al mismo tiempo, y no esto es una paradoja, favorece a los pequeños partidos extremistas, que pueden recoger muchos votos en primeras preferencias porque el votante sabe que no desperdicia su voto. Aunque luego el candidato elegido es "pepperoni con queso", los partidos más extremistas reciben un espaldarazo electoral importante que les hace tener más visibilidad, incrementando el desencanto entre primeras y siguientes preferencias.
El quinto problema, y para mí uno particularmente importante, es que genera un fuerte incentivo al voto estratégico, es decir a mentir en las preferencias para manipular el orden de eliminación de candidatos.
Volvamos a nuestro ejemplo de antes con
Al mismo tiempo, y no esto es una paradoja, favorece a los pequeños partidos extremistas, que pueden recoger muchos votos en primeras preferencias porque el votante sabe que no desperdicia su voto. Aunque luego el candidato elegido es "pepperoni con queso", los partidos más extremistas reciben un espaldarazo electoral importante que les hace tener más visibilidad, incrementando el desencanto entre primeras y siguientes preferencias.
El quinto problema, y para mí uno particularmente importante, es que genera un fuerte incentivo al voto estratégico, es decir a mentir en las preferencias para manipular el orden de eliminación de candidatos.
Volvamos a nuestro ejemplo de antes con
A tiene 45 votos en primera preferencia.
B tiene 30 votos en primera preferencia.
C tiene 25 votos en primera preferencia.
Recordemos que, después de eliminar a C, B sale ganando. Pero imaginémonos que las segundas preferencias de B son 12 para A y 18 para C, es decir la mayoría de los votantes de B están más cerca de C que de A (como también ocurría en sentido contrario). Pero el director de campaña de A es listo y pide a 6 de sus votantes que pongan a C como su primera preferencia (aunque esto no sea cierto).
Ahora tenemos que el día de las elecciones tenemos:
Recordemos que, después de eliminar a C, B sale ganando. Pero imaginémonos que las segundas preferencias de B son 12 para A y 18 para C, es decir la mayoría de los votantes de B están más cerca de C que de A (como también ocurría en sentido contrario). Pero el director de campaña de A es listo y pide a 6 de sus votantes que pongan a C como su primera preferencia (aunque esto no sea cierto).
Ahora tenemos que el día de las elecciones tenemos:
A tiene 39 votos en primera preferencia (45 votantes-6 votantes estratégicos).
B tiene 30 votos en primera preferencia.
C tiene 31 votos en primera preferencia (25 votantes sinceros+6 votantes estratégicos).
B queda eliminado y, después de asignar los votos en segundas preferencias:
A tiene 51 votos (39 en primera preferencia y 12 en segunda).
C tiene 49 votos (31 en primera preferencia y 18 en segunda).
Con lo que ¡A es el ganador!
Fíjense en la paradoja: al incentivar el "mentir" en sus preferencias, los votantes de A ganan cuando si hubiesen votado sinceramente, habrían perdido.
Esto es una aplicación del teorema de Gibbard–Satterthwaite que básicamente dice que este tipo de sistemas de preferencias son siempre manipulables.
Y cualquiera sabe que, en la práctica, siempre habrá un partido u otro dispuesto a jugar sucio y que de las instrucciones adecuadas a sus votantes (por ejemplo, en la II República en España, donde también existían incentivos a manipular los votos, los partidos te pedían votar a uno u otro según la primera letra de tu apellido paterno, en Australia, el partido te envía la papeleta ya rellena de la mejor manera para maximizar sus posibilidades).
Pensar lo contrario y confiar en la bondad humana es, tristemente, ingenuo.
Finalmente, me queda un tema importantísimo, que es el que los candidatos y los partidos son endógenos al sistema de votación y que, en realidad, todos los ejemplos que hemos utilizado hasta ahora no son muy realistas pues toman las preferencias sobre un conjunto dado de candidatos y no sobre un conjunto endógeno de los mismos.
Pero como esto me llevará otro buen rato explicarlo, lo dejo para la semana que viene.
B tiene 30 votos en primera preferencia.
C tiene 31 votos en primera preferencia (25 votantes sinceros+6 votantes estratégicos).
B queda eliminado y, después de asignar los votos en segundas preferencias:
A tiene 51 votos (39 en primera preferencia y 12 en segunda).
C tiene 49 votos (31 en primera preferencia y 18 en segunda).
Con lo que ¡A es el ganador!
Fíjense en la paradoja: al incentivar el "mentir" en sus preferencias, los votantes de A ganan cuando si hubiesen votado sinceramente, habrían perdido.
Esto es una aplicación del teorema de Gibbard–Satterthwaite que básicamente dice que este tipo de sistemas de preferencias son siempre manipulables.
Y cualquiera sabe que, en la práctica, siempre habrá un partido u otro dispuesto a jugar sucio y que de las instrucciones adecuadas a sus votantes (por ejemplo, en la II República en España, donde también existían incentivos a manipular los votos, los partidos te pedían votar a uno u otro según la primera letra de tu apellido paterno, en Australia, el partido te envía la papeleta ya rellena de la mejor manera para maximizar sus posibilidades).
Pensar lo contrario y confiar en la bondad humana es, tristemente, ingenuo.
Finalmente, me queda un tema importantísimo, que es el que los candidatos y los partidos son endógenos al sistema de votación y que, en realidad, todos los ejemplos que hemos utilizado hasta ahora no son muy realistas pues toman las preferencias sobre un conjunto dado de candidatos y no sobre un conjunto endógeno de los mismos.
Pero como esto me llevará otro buen rato explicarlo, lo dejo para la semana que viene.
En todo caso, y ya que mañana es el referéndum en el Reino Unido, ¿Qué votaría yo si fuera británico?
Después de pensarlo con calma (y de leer los editoriales de mis dos fuentes básicas de información acerca del mundo, Financial Times, a favor, y The Economist, en contra), creo que votaría por mantener el sistema actual (que sería votar por el "no").
La votación preferencial no resuelve los problemas básicos del sistema mayoritario y solo generaría, en mi opinión, políticos con menos ganas de hacer nada controvertido y más voto estratégico.
A la vez (y en parte me adelanto a lo que quiero explicar la semana que viene de candidatos endógenos), no creo que en la práctica haga mucha diferencia y que, al contrario de lo que se sueñan los liberales demócratas, el partido conservador y el laborista seguirían siendo hegemónicos incluso con la votación preferencial pues en una buena mayoría de los distritos en el Reino Unido hay solo dos candidatos viables en todo caso (y los liberal demócratas verán que muchos de sus votantes son en realidad verdes). Bueno, veremos que pasa.
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Después de pensarlo con calma (y de leer los editoriales de mis dos fuentes básicas de información acerca del mundo, Financial Times, a favor, y The Economist, en contra), creo que votaría por mantener el sistema actual (que sería votar por el "no").
La votación preferencial no resuelve los problemas básicos del sistema mayoritario y solo generaría, en mi opinión, políticos con menos ganas de hacer nada controvertido y más voto estratégico.
A la vez (y en parte me adelanto a lo que quiero explicar la semana que viene de candidatos endógenos), no creo que en la práctica haga mucha diferencia y que, al contrario de lo que se sueñan los liberales demócratas, el partido conservador y el laborista seguirían siendo hegemónicos incluso con la votación preferencial pues en una buena mayoría de los distritos en el Reino Unido hay solo dos candidatos viables en todo caso (y los liberal demócratas verán que muchos de sus votantes son en realidad verdes). Bueno, veremos que pasa.
¿Cómo Deberíamos Elegir a los Diputados? II
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REINO UNIDO | Rechazo masivo del 'voto alternativo'
La gran mayoría de los británicos votan en contra de modificar su sistema electora
La gran mayoría de los británicos se ha pronunciado en contra de una reforma de su sistema electoral tras el referéndum celebrado el jueves, según los resultados oficiales dados a conocer el viernes. Un 69% de los votantes se expresó en contra del cambio electoral.
En la consulta a nivel nacional, los británicos debían responder a la pregunta de si quieren modificar el sistema tradicional, que otorga el escaño al candidato más votado en cada circunscripción aunque no haya obtenido la mayoría, o introducir el llamado voto alternativo, un método de representación proporcional.
La reforma del sistema electoral era uno de los objetivos centrales de los liberaldemócratas, liderados por el viceprimer ministro Nick Clegg.
El nivel de participación en el reférendum, que se desarrolló en paralelo a las elecciones locales y regionales británicas, alcanzó entre el 35 y el 50% del padrón.
Remontada de los laboristas
El Partido Laborista británico ha protagonizado una remontada espectacular en los comicios municipales, mientras que los "tories" mantuvieron su liderazgo y los liberales se desplomaron con la pérdida de más de medio centenar de concejales.
El líder liberaldemócrata Nick Clegg ha declarado a la BBC que los votantes han castigado a su partido por los recortes del gasto social aprobados por su coalición con los conservadores del primer ministro,David Cameron.
"En la política como en la vida, a veces tienes decepciones. Anoche fue uno de estos momentos y tendremos que aprender de lo ocurrido. Ahora lo que necesitamos es levantarnos, recuperarnos y seguir adelanteporque nos queda mucho trabajo por hacer", ha declarado Clegg.
"Optimismo, esperanza y trabajo para todos los habitantes del país. Este es el trabajo que hemos comenzado y este es el trabajo que veremos hecho realidad", prosiguió.
"Creo que parte de la culpa de lo que pasó el jueves es a causa del temor a la recortes del gasto social en las ciudades del norte. Quizás tengan miedo de que lo que vivieron el los 80 vuelva a ocurrir ahora", ha concluido.
Con los votos para 251 de 279 municipios escrutados, losconservadores retenían la mayor parte de los Ayuntamientos, con un total de 136 (sumaban 2) y 4.280 concejales (ganaban 50), al tiempo que los laboristas añadían 24 consistorios hasta 55 con un total de 2.264 concejales, un avance de 750.
'Hay que recuperarse'
La ganancia del Partido Laborista -la formación más perjudicada en las últimas municipales por el desgaste del Gobierno laborista de entonces- es en detrimento del Partido Liberal Demócrata, que en las elecciones de este jueves perdió nueve Ayuntamientos para quedarse con sólo 8, con un total de 932 concejales, un retroceso de 625.
El jueves se celebraron elecciones a 279 Ayuntamientos de Inglaterra-se excluye, por ejemplo, el de Londres-, en algunos de los cuales se elegía a todos los concejales del consistorio y, en otros, sólo a un tercio.
De momento, los resultados confirman lo que indicaban las encuestas, que los liberaldemócratas de Nick Clegg, tercera fuerza política del país, van a ser los más perjudicados, debido al voto de castigo de los electores por su gestión en el Gobierno de coalición liderado por los conservadores de David Cameron.
Los liberales han perdido terreno en las municipales y también en las autonómicas celebradas en Escocia, Irlanda del Norte y Gales, al tiempo que se espera que también reciban un revés por la prevista victoria del "no" en el referendo sobre la posible reforma del sistema electoralen el Reino Unido, por la que ellos abogan.
SCLSVRF
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NOTA de VREDONDOF :
Malgatareis mi dinero en vuestras GESTIONES INCOMPETENTES....
os reireis de mi como pagano impotente que soy , porque no puedo hacer nada ....
colocareis a vuestros familiares y amigos a chupar de la "GRAN TETA" con vosotros...
PERO LO QUE NUNCA TENDREIS SERA MI VOTO.
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¡¡ NO , NO y NO !!
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- NO al SISTEMA que provoca 5 millones de parados
- NO a la PARTITOCRACIA de listas cerradas [Una persona, un voto].
- NO a la CORRUPCION [El que la hace, la pague].
- NO a la Justicia a destiempo y dependiente [Las leyes se han hecho para el bien de los ciudadanos. ].
- NO al DERROCHE DE MIS IMPUESTOS y MAMONEO de tanto sinverguenza.
- NO a la PARTITOCRACIA de listas cerradas [Una persona, un voto].
- NO a la CORRUPCION [El que la hace, la pague].
- NO a la Justicia a destiempo y dependiente [Las leyes se han hecho para el bien de los ciudadanos. ].
- NO al DERROCHE DE MIS IMPUESTOS y MAMONEO de tanto sinverguenza.
¡¡ NO , NO y NO !!
- QUE NO CUENTEN CON MI VOTO.
- SI a la SEPARACION DE PODERES [Legislativo, Ejecutivo y Judicial]
- SI al CAMBIO DE LA LEY ELECTORAL [listas abiertas por Circunscripciones].
- SI a las CUENTAS CLARAS y SU CONTROL INDEPENDIENTE [Obras son amores y no buenas razones.]
- SI a la REORGANIZACION TERRITORIAL MUNICIPAL y AUTONOMICA
- SI a la ABSTENCION [SOLO COMO MANIFESTACION DE MI ASCO A LA PARTITOCRACIA].
- SI a la SEPARACION DE PODERES [Legislativo, Ejecutivo y Judicial]
- SI al CAMBIO DE LA LEY ELECTORAL [listas abiertas por Circunscripciones].
- SI a las CUENTAS CLARAS y SU CONTROL INDEPENDIENTE [Obras son amores y no buenas razones.]
- SI a la REORGANIZACION TERRITORIAL MUNICIPAL y AUTONOMICA
- SI a la ABSTENCION [SOLO COMO MANIFESTACION DE MI ASCO A LA PARTITOCRACIA].
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Publicado por VRedondoF para QNCCMV el 5/07/2011 09:14:00 AM